Concierto de Lendakaris Muertos en Escenario Santander.
Se abre el telón y a través de una grieta el tiempo, de un calendario con forma de vagina, reaparecen los Lendakaris Muertos, con su nuevo parto en forma de CD-DVD: Cicatriz en la Matrix. Vienen desde el futuro (hoy es el futuro) y se teletransportan a una cabina telefónica en Euskal Herria y en plena década de los 80. Los veteranos de la kale borroka regresan a sus años mozos, con canciones para cantar con un mechero en la mano (y en la otra un cocktail molotov). Pero —antes de que la delegada del gobierno ponga manos en el asunto— “esto no va de apología del terror”: las mechas que prenden este artefacto son, como siempre, la ironía y el punk.Nadie mejor que los Lendakaris saben cómo patear el culo al vocabulario y al abecedario del rock radikal vasco. Vuelven los descacharrantes dobles sentidos, en todos los sentidos: canciones para partirse la caja y canciones para partir a los de la caja (bueno a los del banco). Hay que reírse de la realidad, de los desahucios (“Y sin embargo, te quiero”), por no llorar. O por no coger el kalashnikov. Vuelve el punk gamberro y absurdo, que es la forma más seria de hacer punk. Van dos y se cae el del medio. Vuelven los Lendakaris con Cicatriz en la Matrix y a muchos su nuevo trabajo les sorprenderá, les parecerá ciencia ficción, pues, lo nunca visto, en él hay una canción tecno, una canción que dura 7 segundos y otra, dividida en 2 partes, que dura casi 5 minutos y que cuenta la historia de un hombre que se enamora de Urrusolo Sistiaga al ver su foto en un cartel de los terroristas más buscados del 83 (insistimos, señora delegada: “Esto no va de apología del terror”). Lendakaris Muertos. Cicatriz en la Matrix. Se cierra el telón. ARTISTA INVITADO: LOS ESCAPAOS